¿Qué es la bipolaridad en una empresa?

La bipolaridad es un desorden caracterizado por cambios extremos de ánimo, energía y habilidad para funcionar, altibajos fuera de proporción, o totalmente sin relación con los eventos de la vida. Los cambios de ánimo ocasionados por la bipolaridad son diferentes de los decaimientos normales.

Los avances médicos dicen que probablemente el trastorno bipolar en las personas puede surgir en relación a una falta de estabilidad en la transmisión de impulsos nerviosos cerebrales. Esto tiene como efecto que las personas bipolares tengan mucha sensibilidad a los cambios de su entorno, en definitiva, les hace más vulnerables a la tensión emocional y física.

Este trastorno médico refleja síntomas totalmente definidos, donde los extremos son: La Manía y La Depresión. El llamado Episodio Mixto es quizás uno de los más duro ya que es capaz de mezclar ambos estados, debilitando completamente al individuo.

En las empresas este desorden se manifiesta generalmente por un reflejo de sus fundadores (como en la enfermedad real), de los directivos o de los propios empleados. Muy posiblemente el entorno de cada uno de los implicados está afectado por esta dura y difícil enfermedad.

¿Cómo funciona este trastorno en una empresa?

Los síntomas son muy similares a los que se pueden ver en una persona.

La Manía

En las empresas bipolares, los inicios son muy agradables (sólo inicialmente), con una facilidad de relación social extrema que puede incomodar, los proyectos comienzan con unas ganas exageradas… Al igual que una persona, la empresa bipolar carece totalmente de comprensión, no entienden que pueda haber algo que esté yendo mal, con facilidad culpan a otros y se recrean en el fallo. Son los empleados quienes generalmente sufren estas actitudes de exaltación del éxito y de ataques en cualquier fallo o fracaso, de forma que destruye poco a poco la fidelidad del empleado y van generando la desconfianza de proveedores y clientes.

La empresa en un episodio maníaco puede exteriorizar estos sentimientos durante muchos días generando incertidumbre en empleados, proveedores y clientes. La empresa bipolar en este estado se expresa de forma que parece sentirse eufórica, incluso irritable sobre todo con los empleados.

En este estado, en numerosas ocasiones pierde el rumbo fijado. Los empleados no saben realmente su cometido, qué deben hacer en cada caso. La empresa tiende a distraerse en cometidos que la estimulan como nuevos proyectos, sin antes acabar los iniciados, inversiones absurdas, abarcando muchísimo más de lo que realmente puede ejecutar. La empresa además, es capaz de celebrar los posibles éxitos mucho antes de que ocurran y generalmente no terminan sucediendo, con gastos y muestras de afecto exagerados. En este punto los empleados entran en una fase de depresión donde ven cómo la empresa no invierte en ellos mientras no paran de trabajar sin recibir ningún reconocimiento. Mientras, la empresa no es capaz de ver qué está pasando. No entienden que sus empleados estén mal, incómodos e incluso asustados porque la empresa está en un estado en el que niega cualquier fallo. Un sentimiento inflado de poder, grandeza o de importancia invade la empresa.

La Hipomanía

La Hipomanía es un estado intermedio. Este episodio no es para nada un equilibrio, es estar en la cuerda floja: o para un lado o para otro pero caerá seguro. En este estado la empresa se relaja, cree que es más productiva y piensa que no va a llegar al extremo de la Manía ya que se ve capaz de controlar sus objetivos. Sin embargo, esto no es así generalmente ya que si los que conforman la empresa siguen siendo los mismos, los extremos se repetirán. Puede ser la antesala de un episodio maniático o uno depresivo.

La Depresión (episodio depresivo mayor)

El Episodio Depresivo Mayor en la empresa se caracteriza por una expresión general de tristeza, melancolía, pérdida de interés y decaimiento que se refleja en sus empleados y estos la transmiten a proveedores y clientes. Los empleados tienen incluso graves problemas en su vida cotidiana, no pueden conciliar el sueño, no pueden comer con normalidad. Tienen también problemas al tratar de concentrarse o en la toma de decisiones. La empresa siente que todo va lento. Los empleados reflejan un sentimiento general de que su trabajo es inútil. La empresa en general expresa una muy baja autoestima, denota una gran pérdida de energía y los empleados se contagian.

Como se puede observar, se pueden distinguir los episodios Maníacos de los Depresivos también por quiénes son los afectados. Es muchísimo más probable que el episodio maníaco comience a darse en la dirección de la empresa y que el episodio depresivo se refleje en los empleados. No en vano son los que reciben esa euforia sin entender muy bien el por qué, incluso desconociendo el motivo. Si el empresario o directivo no le explica el motivo de la euforia o lo comparte de alguna manera, el empleado no lo entenderá e incluso comenzará su estado depresivo mucho más rápido.

La empresa bipolar es una empresa enferma. Hay muchas más de las que creemos y generalmente se suele centrar en las PYMES ya que son más cerradas y menos abiertas a que sus empleados y directivos se formen continuamente, expresen sus inquietudes, colaboren de forma activa en la mejora de la empresa, etc. Y es ahí, cuando se descuida el valor del empleado, donde la empresa no detecta este mal y lo arrastra hasta su cese, su cierre. Y también la empresa bipolar culpa a otros cuando esto sucede ya que jamás verá el fallo en ella, en su raíz.

En la actualidad, en una gran empresa es mucho más difícil que esto se dé, porque siempre hay alguien que se da cuenta, da la voz de alarma y se disponen los mecanismos necesarios para controlar esta enfermedad. La suerte de estas empresas es que no tienen que ser necesariamente los empleados o directivos quienes se den cuenta. Para ello existen consultoras que pueden determinar estos comportamientos, estudiarlos y repararlos.

¿Tiene tratamiento?

Por supuesto. Pero para ello hay que querer curarse de verdad. El tratamiento está dirigido en terminar el episodio maníaco, hipomaníaco, depresivo, o mixto en el que la empresa se encuentra. Se realiza un análisis de la situación de la empresa, empleados y directivos.

El tratamiento preventivo: En una persona se administraría un medicamento de forma continuada y con una larga duración, evitando así futuros episodios. En la empresa es muy similar, excepto que no intervienen medicamentos. El continuo estudio del comportamiento de la empresa y el mantenimiento de un equilibrio tanto en la dirección como en el resto de empleados irá surtiendo efecto. Al principio puede parecer muy violento que alguien tenga que indicar cómo ha de actuar una empresa en cada punto pero es así.

Algo muy importante es la formación. Y no sólo la formación técnica, práctica, teórica, etc. destinada a la actividad de la empresa. Nos referimos a la formación en cómo manejar las situaciones, cómo encajar cada fase y así prevenir las complicaciones de cada una de ellas. Si sabemos que algo va a suceder, pondremos de nuestra parte para que sea de la forma menos dolosa. Y por qué no, las terapias psicológicas son un grandísimo apoyo para toda la empresa.

Para hacerlo mucho más sencillo podemos seguir una serie de pasos:

Labor de la empresa

  • Motivación
  • Actitud receptiva
  • Comunicación activa
  • Reconocimiento del esfuerzo
  • Respeto
  • Amabilidad
  • Justicia
  • Saber repartir las tareas
  • Premiar e incentivar el cumplimiento de los objetivos
  • Formar
  • Promover la honestidad de los trabajadores
  • Compartir los éxitos con el resto de miembros de la empresa
  • No incrementar el daño producido por un fallo
  • Dar ejemplo
  • En plena crisis poder subir el salario a un empleado es “misión imposible”. Entonces hay que buscar otras formas para incentivar al empleado como, por ejemplo, la formación (generalmente gratuita), involucrando en tareas creativas o que desarrollen mucho más su potencial, etc.

El último punto quizás es el más complejo de esta lista ya que puede ser que el ejemplo que damos sea el negativo, con lo que hay que determinar en qué fallamos y así evitar transmitirlo. Para ello antes ha tenido que haber un diagnóstico y se debe estar aplicando el tratamiento.

Labor del empleado

  • Reconocimiento del esfuerzo de la empresa
  • Promover la implicación
  • Acercarse más a la misión de la empresa
  • Respeto
  • Aptitud abierta
  • Amabilidad
  • Facilitar la tarea de dirección
  • Favorecer el optimismo con el resto de empleados
  • Cumplimiento de las tareas y objetivos
  • Aptitud frente a la formación
  • Promover soluciones
  • Dar ejemplo a sus compañeros

Hay muchos más puntos y se podrían ampliar ambas listas pero posiblemente estas sean las tareas básicas más importantes, no sólo para prevenir el mal de la empresa bipolar, sino también para el normal desarrollo de cualquier actividad empresarial.

Pero el empresario que tiene una empresa bipolar es muy probable que no lo vea, que no admita que eso es así. Incluso quizás él ve que su empresa es genial, que todos están bien, que cuando va mal todos están mal porque comparten esa actitud, que cuando todo va bien ellos no tienen por qué transmitirlo ya que piensan que los empleados podrían “relajarse”… etc.

Entonces, ¿cómo puede una PYME actuar?

Hay que ser sincero con uno mismo y hacer un examen interno. Lo más seguro es que desde fuera ya hayan detectado este problema. Es muy probable que en numerosas ocasiones alguien o alguna entidad ya te lo comunicara. Quizás no diciéndote “tu empresa es bipolar” pero sí advirtiendo de los problemas que a simple vista se observan.

Si se aplican las normas del “tratamiento” en ambos sentidos, si realmente se realiza un esfuerzo desde la empresa, los empleados lo verán y muy probablemente actuarán positivamente.

¿Y viceversa? Si soy el empleado ¿cómo puedo actuar?

Es el caso más complejo ya que no creo que sea fácil decir a quien dirige tu empresa algo así como “disculpe pero creo que nuestra empresa es bipolar”. Bueno, si utilizas el adjetivo posesivo “nuestra”, vamos bien. Es importante que el empleado sienta como suya la empresa. Sin embargo, tu papel como digo al principio es más complicado. Siguiendo las pautas del “tratamiento” es posible que sucedan dos cosas: una, que la empresa reaccione e intente cambiar, te premie, alabe tu evolución y participación, etc. La otra es que piense que lo están haciendo tan bien que no necesitan cambiar nada.

Es más, es muy, pero muy difícil encontrar un empleado que en una situación similar opte por intentar solucionar la salud de su empresa. Quizás la inmensa mayoría se da por vencido cuando la empresa deja de preocuparse por ellos.

Existiendo un gran número de empresas que presentan estos síntomas, lo extraño es que haya pocas iniciativas para intentar cambiar estos comportamientos tóxicos. La sociedad necesita que las empresas sean sociales (valga la redundancia), son parte de la vida y deberían ser integradoras y capaces de facilitar el día a día de sus empleados y directivos. Hay remedio para todo o casi todo en la vida y, en el mundo empresarial, aunque con mayor lentitud, también. Si creemos en lo que hacemos, si creemos en que podemos hacer algo por cambiar lo que vemos, lo mejor es hacerlo, intentarlo y no pensar más tarde en el “si hubiera…” porque ya no tendrá remedio.

Quizás pueda parecer muy fácil dar consejos desde fuera y posiblemente las soluciones que aquí se explican son evidentes y todos las conocemos. Pero entonces ¿por qué no ponemos remedio? La solución está siempre en nuestras manos.

Rafael Lara
brand doctor